Declaración Inclusión SACRD

La inclusión activa está extendiendo una invitación a todas las personas.

La inclusión es la igualdad de oportunidades. No discrimina ni a personas ni a lugares.

La inclusión es más que decir, “Todos son bienvenidos.” No es solamente un sentimiento. La inclusión no es pasiva.

Como práctica, la inclusión involucra a las personas. La inclusión es una oportunidad para conectarse entre sí. Nos impulsa a mirar más allá de nosotros mismos, y descubrimos lo expansivos que “nosotros” podemos ser.

La inclusión es cómo la definimos juntos.

La inclusión se practica a través de una postura de aprendizaje. No es obligatorio saber todas las respuestas, sino que invitamos una variedad de perspectivas.

La inclusión es una responsabilidad compartida. Exige un esfuerzo colectivo y continuo.

La inclusión puede ser una cuestión de tratar a los demás como uno desea ser tratado. Sin embargo, la inclusión puede significar más a menudo tratar a las personas como ellos desean ser tratados.

A través de la inclusión, demostramos curiosidad hacia los demás, y las diversas formas en las que nos sentimos bienvenidos.

La inclusión activa el poder de la diversidad, la variedad entre la totalidad de nosotros.

La inclusión es un amigo de la equidad.

Como práctica, la inclusión es uno de los mecanismos de controles y equilibrios que ayuda a garantizar que estamos actuando con la integridad de nuestros valores indicados.

La invitación brindada por la inclusión no tiene porque ser aceptada. Es la elección de los invitados a unirse.

La inclusión requiere nuestra empatía. Y nuestra disponibilidad y paciencia.

La inclusión es una práctica en constante evolución que se vive. No puede ser descrita exhaustivamente en una página o una declaración.

En SACRD, la inclusión está conectando todas las personas con la comunidad compasiva.

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